15 de marzo de 2015

En la muerte de Fabiana

Buscando, una y otra vez, los restos de Antonio y Valentín
Hace unos meses (pocos), mis amigos Maite y Ander, Ander y Maite, los Cabrero, que para siempre irán unidos a mí gracias a La Vara de la Libertad, me enviaron un mensaje donde me anunciaban la muerte de Fabiana, la pastora de Fuentebella, hermana de Domingo, también fallecido.
Los dos hermanos aportaron testimonios sobre los últimos días, en la Sierra de la Alcarama, de Antonio y Valentín, los protagonistas de La Vara y de aquel nefasto verano de 1936.
Fue en Fabiana, sin conocerla personalmente, en quien me fijé para uno de los personajes. La entonces pastorcilla, dolida en su adolescencia sin saber bien de qué se dolía, dejaba delante de la taína donde Antonio y Valentín iban desprendiéndose de sus esperanzas, muy a pesar de ellos, los paquetillos de su merienda. No sé si ella llegó a saber cómo este hecho detenía la huida de las esperanzas, yo tampoco lo sé, pero es fácil pensar que así era.
El barranco que recorrió Fabiana, y la tierra que cubre los cuerpos de Antonio y Valentín.
En la profunda angustia de aquellos días, suponiendo la muerte cercana, sin más noticias que las que dos o tres personas de confianza, a escondidas, les llevaban, el abrir la puerta y encontrar un paquetillo con comida, una nota, un cazo con leche, la emoción, la alegría de aquellos dos hombres sentenciados, iría mucho más allá de la posibilidad de comer, o beber. Pequeños gestos, pequeñas cosas, que en situaciones límite suponen la mano invisible que aparta la angustia, la fuerza para seguir adelante, la calidez del cariño de alguien que se solidariza mediante un trozo de queso de cabra que viene a ser como la mano que afloja la cuerda.

Martín Ridruejo, el cabrero de Cornago, escribió así la pérdida de Fabiana:

Mi barrio de la Piedad perdió ayer a Fabiana como perdió a mi madre, María, Carmen, Reimunda y otras que seguro me olvido. Conocía a Fabiana desde siempre, la recuerdo junto a mis padres viendo la televisión y hablando de los hijos, cabras y quesos. Fabiana habría cumplido 97 años el próximo febrero y conservaba una lúcida cabeza. Descanse en Paz
Te vio nacer Fuentebella
tan cerca de la Alcarama
mujer dura como el roble
de fortaleza serrana.
Cuántos caminos anduviste
cargando leche de cabra
el cántaro en la cabeza
como compañera, el alba.
Ojos de lágrima fácil
cuando sentada en la puerta
echabas la vista atrás
y lo pasado recuerdas.
Triste se queda en su ermita
la virgen de la Piedad
su boca lanza un adiós
viendo a Fabiana marchar.