Estimados/as lectores/as, el propósito de estas líneas es dar a conocer la búsqueda que en nuestra familia estamos llevando a cabo en torno a estos sucesos.
Nuestro agradecimiento desde este espacio que nos brindan, a todas aquellas personas de la zona que nos están aportando con su colaboración y sus testimonios el conocimiento de lo que fueron los últimos 40 días del abuelo y su compañero; así como su final, aproximándonos al lugar donde nos comentan están enterrados. Su final fue una muerte silenciada en el tiempo, su esperado encuentro es todavía nuestra esperanza.
Nuestro agradecimiento desde este espacio que nos brindan, a todas aquellas personas de la zona que nos están aportando con su colaboración y sus testimonios el conocimiento de lo que fueron los últimos 40 días del abuelo y su compañero; así como su final, aproximándonos al lugar donde nos comentan están enterrados. Su final fue una muerte silenciada en el tiempo, su esperado encuentro es todavía nuestra esperanza.
Estallado el Alzamiento militar, los días 18 y 19 transcurren en Pitillas con normalidad controlando el Ayuntamiento la situación. El lunes 20 llegan grupos armados de Olite y ocupan el pueblo. Las iras de la derecha se centran en la figura del alcalde. Por medio del cura le dicen que debe entregar la vara a lo que Cabrero responde que, si lo hace, será en el propio Ayuntamiento. Allí se dirige precedido por un grupo de gente que destrozan los cuadros de Alfonso XIII, Azaña y Alcalá Zamora.
A partir de ese momento varias personas y el propio alcalde Antonio Cabrero huyen de la localidad. De Pitillas 21 vecinos fueron fusilados.
Valentín su hijo mayor, tenia entonces 7 años, pero todavía guarda fresco el recuerdo de los hechos. Nos dice que todo fue rápido, tras un fuerte abrazo y hablar unas palabras con Juliana, salió por la puerta del pajar y se alejó de Pitillas campo a través.
Antonio Cabrero salió de Pitillas y poco más sabíamos de él.
A primeros de octubre de 1936, llegó la noticia, desde San Pedro Manrique a Pitillas, de que a Antonio Cabrero le habían asesinado en esa zona. La familia, en esos días de incertidumbre y miedo, se puso en marcha para interesarse por lo sucedido y recuperar su cuerpo. Un hermano de la abuela viajó a San Pedro Manrique donde le confirmaron la noticia. Le entregaron un cinturón y la cédula familiar que Antonio llevaba en la cartera, pero ninguna respuesta o información sobre lo sucedido ni sobre el paradero de su cuerpo.
En 1940 la abuela Juliana escribió al párroco Luciano Morga pidiendo información, a lo que el párroco le respondió confirmando con certeza la muerte pero diciendo no saber dónde se encontraba el cuerpo, ya que “oficialmente no hay nada”.
A partir de 1978, su hijo mayor (mi padre) reinicia la búsqueda. Durante 30 años recoge algunos datos sueltos que apuntan a Fuentebella como lugar de su muerte. Aprovecha todas las ocasiones en las que encuentra personas de la zona para preguntar. Los testimonios no son claros y el silencio sobre lo sucedido es una constante.
Es a partir de 2005 cuando encontramos a personas de la zona que deciden ayudarnos. Hacemos un primer viaje, con un descendiente de Fuentebella, al lugar donde sucedieron los hechos y nos relata lo que tiene oído. Durante 2006 contrastamos datos y conseguimos saber que el maestro que se encontraba con el abuelo era Valentín Llorente, Igeano y maestro en Fitero.
Desde noviembre de 2006 hasta hoy, hemos encontrado testimonios que nos ayudan a reconstruir con muchos datos lo sucedido. Con algunas personas nos entrevistamos, con otras la comunicación ha sido telefónica y finalmente el correo electrónico funcionó fluido. A través de Internet hemos encontrado las páginas y revistas de vuestros pueblos, permitiéndonos contactar con personas de la zona que nos han acompañado en nuestra búsqueda A todas ellas les agradecemos, en nombre del abuelo, el maestro y nuestra familia sus testimonios y su afecto. Gracias a estas personas la familia ha recuperado la esperanza de encontrar al abuelo y recuperar sus restos.
En Julio de 1936 el abuelo se dirige a Acrijos buscando el apoyo de unas amistades. En el trayecto a esta población, coincide con el maestro el cual se encontraba en similar situación. En su estancia en Acrijos son escondidos en un corral cercano al pueblo. Allí permanecen durante más de un mes siendo asistidos por algunos pastores y vecinos; les dan de comer “de lo poco que tenían” y algunas mantas para abrigarse. También les dan noticias de lo que acontece en la guerra y de “como van las cosas”.
Según nos han contado en Acrijos se dan, por lo menos, dos registros en algunas casas que creían podían apoyarles. Los registros son efectuados por diferentes patrullas venidas de Igea y fueron realmente amenazantes. Finalmente, algunas personas del pueblo trasmiten al abuelo y el maestro el riesgo y el temor de lo que pueda suceder, con lo que les dicen que es mejor que abandonen el municipio.
Es entonces cuando se trasladan a Fuentebella. Allí nos cuentan que permanecen pocos días escondidos en el “corral de la Era de Alonso”. La situación se complica, a pesar de ello, un cabrero de Fuentebella les llevaba a diario comida e información. La noticia de que estaban en Fuentebella llegó a las “autoridades” de San Pedro Manrique. De allí comunican al alcalde que tienen que buscar a los “huidos” y matarlos; Nos dicen que el alcalde juntó a algunos cazadores de Fuentebella y fueron a buscar al Cabrero que les ayudaba. Este se hallaba escondido. Tras amenazar a su padre con una escopeta, lograron que éste les condujera al corral donde se encontraban. Los hicieron salir y los condujeron a la zona de Moscares, siendo asesinados y enterrados los dos juntos bajo unas piedras entre la huerta de Sebastián Ortega y el barranco Pertigoso.
Los últimos testimonios nos han indicado, incluso con planos manuales, el lugar de los hechos. Con el plano en la mano, a finales de abril, fuimos al lugar acompañados por personas de varios pueblos de la zona. Contrastamos sobre el terreno el mapa el cual coincide con el mismo lugar que ya nos habían señalado otros testimonios. El crecimiento de matorrales y los diferentes cantarrales no nos permitieron encontrar el lugar exacto de la fosa, pero sí concretar el escenario de los hechos.
En estos momentos estamos gestionando los permisos correspondientes para poder llevar a cabo la búsqueda sobre el terreno y en su caso la exhumación de los restos, por lo cual agradeceríamos cualquier información al respecto.
Sabemos que estos sucesos fueron conocidos en su día por los habitantes de los pueblos y transmitidos a siguientes generaciones. Os agradeceríamos que habléis del tema con vuestros mayores ya que cualquier dato nos puede seguir facilitando encontrar el lugar del enterramiento. De esta manera, esperamos cerrar esta página de la historia, recuperando la verdad de lo ocurrido y con ello la memoria y dignidad de los todavía desaparecidos Antonio Cabrero Santamaría y Valentín Llorente Benito.
Un saludo, Ander Cabrero y familia.
Para cualquier información, podéis poneros en contacto con nosotros: maizal@cop.es
“Antonio Cabrero Santamaría Alcalde de Pitillas (Navarra) y Valentín Llorente Benito, vecino de Igea y maestro en Fitero, fueron asesinados en septiembre de 1936 en el término de Moscares, (Fuentebella)”
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